lunes, 16 de julio de 2012

Hablando de perros


Por lo que se puede inferir de la entrada anterior, me gustan los perros. La cuestión es que los perros  dependen de los amos, y algunos tienen la desgracia de que estos son incívicos, sucios y maleducados.

Las cacas

En el ayuntamiento de León, según el censo recién actualizado, hay 6.420 perros. Perros que depositan sus excrementos por donde pueden y les dejan. El problema es que hay dueños que no las recogen. Algunos “estudios”  hablan de que las ¾ partes de la población no lo hacen; creo que exageran y hay mucha más gente que sí se las lleva. Siendo muy generoso, supongamos que el 80% de los leoneses recogen las cacas: tendríamos que unos 1.300 perros dejan diariamente un reguero de mierda por las aceras y zonas verdes de la ciudad, susceptibles de ser pisadas por el resto de los viandantes.

Los lugares

El río Bernesga tiene una gran extensión de zona verde por donde los perros corren libremente; muy cerca, en los jardines del edificio Abelló, los ciudadanos tienen la suerte de poder contar con un lugar vedado para los perros, por lo que los niños podrían jugar tranquilamente sin correr el riesgo de pisar un zurullo, o los más pequeños manipular la arena alrededor de los árboles…pero no es posible. Unos cuantos propietarios han decidido que no existe ese derecho,  y meten sus perros –la mayoría sueltos, algunos atados- a pesar de las señales expresamente colocadas, y a pesar de que el río está a escasos 20 metros…

 

Los argumentos

Entre los infractores de los jardines del edificio Abelló hay de todo, desde el macarra hasta el abogado musical (por lo re-la-mi-do), pasando por una médica, una jubilada, un desequilibrado y unos cuantos más de dedicación ignota, pero todos con un núcleo común: el incivismo.

Los argumentos que arguyen para justificar su presencia allí son variopintos. Estas son algunas de las respuestas que dan cuando alguien les hace ver que el lugar está vedado a los perros y les solicita que no los metan allí:

-    ¿Es usted policía?
-    También está prohibido pisar la hierba (¿?) y tú lo estás haciendo.
-    Por un pis no pasa nada.
-    Todo el mundo lo hace.
-    Peor son los del botellón.
-    No me digas nada, caguendios, que ya sé a qué vienes.

También están los que reconocen que no está bien y respetan la norma, pero son los menos.

La policía

La policía suele acudir cuando es llamada (un recurso obligado si los perros son de raza peligrosa y están sueltos, lo que sucede en algunos casos), si es que no tiene otro cometido: resulta que en León tenemos la suerte de disponer de una Patrulla Verde, con unas tareas específicas entre las que se encuentra –entre otras muchos-  el control de perros. Una patrulla verde, solo una, es imposible que controle tanta  extensión, por lo que sería deseable que desapareciera y esa responsabilidad fuera de todo el cuerpo.

La cuestión es que el problema es de civismo, de buena ciudadanía, y así debería poder resolverse.





4 comentarios:

  1. La culpa de que la gente no quiera a los perros es el incivismo de sus amos.

    ResponderEliminar
  2. Es un problema difícil de atajar, a algunos la conciencia sólo se les activa cuando les tocan la cartera. Lamentable pero real.

    Esperemos aumenten las conciencias responsables, por el bien de todos.

    ResponderEliminar
  3. Es una pena… Por culpa de la falta de civismo de algunos luego se corta de raíz… En León precisamente, he visto la entrada prohibida a perros en algunos parques (no ya a perros sueltos, sino a perros y punto) supongo que éste es el motivo. Si estos dueños llevaran responsablemente a sus perros atados o caminando a su lado y tiraran sus cacas a la basura, todos podríamos pasear con nuestros perros por la sombra de los árboles en verano.

    ResponderEliminar
  4. Verguenza debería darles no recoger los excrementos. En León hay un chico joven invidente que recoge el mismo los de su perro-guía. Si hasta un ciego puede, ellos no pueden dignarse a hacer lo mismo.

    ResponderEliminar